Reflexiones en torno a la fragmentación. Entrevista a Gonzalo Saraví
Mariana Nobile
FLACSO Argentina – CONICET
MN: Hace más de 20 años comenzaste a investigar acerca de la desigualdad social. En un principio, partías de la idea de exclusión y luego fuiste problematizando esa idea y centrándote más en la de fragmentación, particularmente en cómo afectaba a las y los jóvenes de sectores populares. ¿Cómo lo abordaste en un principio? ¿Cómo fuiste redefiniendo o complejizando ese abordaje del tema a lo largo del tiempo?
GS: Sí, tienes razón, y tal vez incluso desde hace más de 20 años, mis estudios tuvieron cierta continuidad. No porque lo hubiese pensado así en su momento, pero sí mantuve una línea que fue evolucionando en distintos sentidos. Por ejemplo, recuerdo que mi primer trabajo de investigación, que fue mi tesis de licenciatura en Antropología, fue sobre lo que en aquel momento se llamaban cirujas, que son los cartoneros actuales. Siempre me mantuve en temas relacionados con la pobreza, la vulnerabilidad, como una continuidad de los estudios clásicos de antropología urbana sobre marginalidad. Hacia el año 2000, mientras hacía el doctorado, empecé a trabajar con temas de exclusión social, estudiando jóvenes en Argentina, justo un poquito antes de la crisis del 2001, pero en el marco de un proyecto más amplio sobre América Latina que coordinaban mi maestro Bryan Roberts y Ruben Kaztman. A partir de ahí empecé a trabajar sobre cuestiones de juventud o, mejor dicho, tomando a los jóvenes como sujetos de análisis para explorar diversos temas. Y me parece bueno retomar esto hoy porque, si bien el contexto no es igual, tiene algunas similitudes -y algunas diferencias también, obviamente- con lo que se avizora socialmente para la Argentina de hoy. En el 2000, 2001 veníamos de los años ’90 en Argentina, y me parece importante tener en cuenta ese contexto. En ese momento, había varios libros muy leídos en Argentina y en general en la región, uno era el de Robert Castel, La metamorfosis de la cuestión social, junto con otros que hablaban de cómo un amplio sector social y heterogéneo se caía, y esa caída la veíamos como la caída en la exclusión. El concepto de exclusión, viéndolo retrospectivamente como tú me invitabas a hacerlo, envolvía a todos esos sectores que estaban cayendo en algún lugar…, era todavía un pozo oscuro que le decíamos exclusión. Bryan siempre enfatizaba que la exclusión es más un proceso que un estado final, que analíticamente era mejor pensar en la exclusión como proceso que en los excluidos como sujetos. El desafío en aquel momento era pensar cuál era la especificidad de la exclusión en América Latina y qué nuevas ventanas nos abría frente al concepto de marginalidad.